IGLESIA DEL NAZARENO

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10
Sep

La gracia de Dios

“Y Mefiboset, quien estaba lisiado de ambos pies, vivía en Jerusalén y comía a la mesa del rey.” — 2 Samuel 9:13


Todos nos vamos a sentir identificados con la vida de mefiboset, Cuanto más comprendas las verdades que se esconden en este pasaje, más vas a saborear la dulce e infinita gracia de Dios.


¿Quién es Mefi-boset?

De príncipe a huérfano y lisiado


Mefi-boset es el hijo de Jonatán, nieto del rey Saúl, aquel que quería matar al ahora rey David. Ellos murieron y el niño quedó a cargo de su nodriza. Cuando ella se enteró de la noticia, salió huyendo, y en la huída se le cayó Mefi-boset. Esta caída fue grave; si lo dejó marcado, lisiado y paralítico. Pero, ¿porqué huían? Bien pudo haber sido por temor a que el rey David tomará venganza por su propia mano y asesinará a toda la familia del rey anterior. Eso es lo que se acostumbraba en aquellos tiempos para que no existiera ninguna clase de insurrección contra el nuevo rey. Pero lo que ellos no sabían, era el pacto entre Jonatán y David (1 Sam. 20). Lo único que Jonatán le pidió a David fue que tuviera misericordia de su familia, y eso fue lo que hizo David años después.


De repente toda su situación cambia, lo que para ese niño significaba tener un futuro glorioso (ser el nieto de Saul), se convierte para él en una verdadera cárcel de desesperanza, dolor, frustración y ruina.


Encontrado en el peor momento de su vida


Mefi-boset ahora se encuentra escondido en un lugar llamado Lo-debar, que significa “lugar sin pastos”. Sumando a esto, su nombre tiene un significado lamentable: “el que lleva la vergüenza en sí mismo”. Así que, Mefi-boset es alguien que vive en el lugar más árido de su vida, en un lugar infructífero, lleno de vergüenzas y temores en todo su ser; escondido y hundido en la oscuridad de una vida infeliz.

Pero es en la peor temporada de su vida donde el rey David trae a memoria el pacto que hizo con su mejor amigo. El deseo más grande de David en ese momento era ser un reflejo de la maravillosa gracia de Dios. Así como Él había recibido tanto por pura gracia, él anhela hacer lo mismo por la casa de Jonatán. Y aunque el padre de Jonatán fue su peor enemigo, nunca faltó a su promesa ni a su palabra con su descendencia. Sostuvo el pacto con su difunto amigo por el amor que invadía su corazón


Dios nos encontró en nuestro peor momento


Ro 5:8

pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores


La gracia

David mandó a buscar a Mefi-boset, lo sacó de su escondite y lo trajo hasta su misma presencia. 

* No lo juzgó 

* ni le recordó los maltratos que su abuelo había hecho con él. 

* No lo cuestionó 

* ni lo miró feo por su condición física. 

Lo único que David le dijo al verlo fue: “No tengas temor. Toma todo lo que te pertenece”. Pero es tanto el asombro de Mefi-boset que su respuesta fue una de humillación: “¿Quién es su siervo para que le muestre tal bondad a un perro muerto como yo?”.


2Co 5:17

Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!



Adoptado


Mefi-boset ahora es parte de la familia real. Todo ha cambiado para bien. David lo incluyó en su familia, lo adoptó, y lo hizo como a uno de sus hijos. 


Dios ha hecho con nosotros de la misma manera. 

Pablo lo expresa así: “Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.” (Ef. 1:5). 


Cuando Mefi-boset fue adoptado, inmediatamente recibió toda la herencia que le pertenecía. No se le negó nada, pues había obtenido de regreso el derecho que era suyo. Mientras él estuviera lejos, nunca iba a poder disfrutar esa herencia.


Somos herederos junto con Cristo (Rom. 8:17). 

Así que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos herederos junto con Cristo de la gloria de Dios; pero si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su sufrimiento.


Podemos disfrutar de todo este tesoro, aún cuando estamos lisiados. La gracia ha cubierto todas nuestras imperfecciones y nos permite disfrutar de la gloria de Dios.


Siempre a la mesa del rey


Mefi-boset es tratado como uno de los hijos del rey. Puede sentarse a la mesa junto al rey y su familia, mirarlos cara a cara, mientras que el largo del mantel cubre la discapacidad de sus piernas. De igual manera, Jesús nos invita a sentar en su mesa. Él es el amigo de pecadores que convivió con cobradores de impuestos, ladrones, prostitutas y toda clase de personas para hablarles al corazón. Él es el Rey que nos lleva al lugar de honor, donde solo la gracia puede colocarnos pese a nuestras manchas.